Bodegas que promueven el arte y nuevos espacios museísticos
Cada vez son más las bodegas que acogen proyectos artísticos entre las hileras de viñas o dentro de sus instalaciones, transformándose en maravillosos lugares de contemplación.
Ya se trate de instalaciones contemporáneas, exposiciones fotográficas, pinturas o esculturas, el objetivo es permitir al visitante disfrutar de una experiencia global combinando el descubrimiento de los vinos con la magia del arte.
La sugestión de las obras, hábilmente insertadas en el contexto, permite elevar la imagen de la bodega renovando el concepto de espacio y función.
Estos dos mundos, el del arte por un lado y el del vino por otro, fusionándose y colaborando juntos permiten la difusión de la cultura incluso en los lugares menos previsibles y el inicio de un mecenazgo moderno.
Las intervenciones, muchas de las cuales son site-specific, suelen encargarse a protagonistas de la escena artística nacional e internacional.
Numerosos ejemplos de este fenómeno pueden rastrearse en nuestro país, empezando por la «vendemmia d’artista» organizada por Ornellaia, que implica a artistas contemporáneos en la creación de obras de arte y etiquetas de edición limitada, pasando por el muro de espejos de Buren situado en Castello di Ama, las esculturas de Ca’ del Bosco – Franciacorta, el Caparazón de Tenute Lunelli, hasta la Colección Frescobaldi en la finca CastelGiocondo y la Capilla Barolo de la familia Ceretto.
Entre los clientes del SVC Winery Project que se han embarcado en esta interesante asociación con el arte, hay que mencionar sin duda a Tenuta Mara, que en mayo de 2014 empleó a un grupo de artistas para dar vida y color a las cubas truncadas de hormigón.
Estos monolitos, utilizados para la vinificación, tienen una forma que recuerda a una copa y han sido tratados según la filosofía biodinámica de la bodega.
Annalisa Matucci, pintora de Pisa que expuso en la bienal de Venecia, nos desvela la técnica empleada y nos habla del uso exclusivo de sustancias naturales para obtener su obra.
“Estudié mucho para encontrar colores, materiales y texturas naturales que se ajustaran a la intención conceptual del proyecto. Para la primera capa que actuaba como adherente, elegí un mineral, la tiza, que apliqué con una espátula para acentuar el efecto de textura. Esto me permitió mantener las propiedades transpirables de la cuba y moldear la superficie a mi gusto. Los pigmentos naturales que utilicé en la segunda capa estaban diluidos con una solución aglutinante a base de huevo y oscilaban entre el violeta, el magenta y el blanco platino nacarado. Con la ayuda de un nivel láser, creé/proyecté geometrías en mi nuevo «lienzo» jugando con los contrastes de tonos; por último, apliqué una capa protectora extraída de cítricos para preservar el tulipán del desgaste típico de una bodega.”
